Victor González Gil 1912-1992

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Breve biografía

Víctor González Gil, profesor de dibujo, escultor, imaginero religioso, numismático, fotógrafo y hasta filosofo.

Nace en Talavera de la Reina (Toledo) el 30 de marzo de 1.912; hijo de Cecilio González Galán y de Patrocinio Gil Vázquez, es el mayor de 5 hermanos, Cecilio, Patrocinio, María y Santos.
Desde muy pequeño hace figuras de barro, y muestra afición y disposición para la escultura.
De familia muy humilde, por ser pensionado por el Ayuntamiento de Talavera y la Diputación de Toledo, cursa estudios en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos en Toledo y en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde termina escultura y profesor de dibujo.
En la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, mediante la estudiante Pilar, conoce a su hermana María Dolores Moya Hernández, con la que contrae matrimonio, del que tienen dos hijos Víctor y María del Prado.
Desde su “Primer Premio” de escultura recibido a los 15 años, hasta que termina sus estudios en 1.935, ya destacan todos sus dibujos y esculturas, siendo reconocido por diversos (La Revue Moderne, etc.) críticos de Arte. Es fundador de la revista RUMBOS, donde desarrolla sus diversos artículos de arte e inquietudes literarias.
En Madrid, es movilizado por la República; la guerra civil le impide, como cursillista de 1.936, tomar posesión de plaza de profesor de dibujo de 2ª enseñanza.

Inicia en la calle Garcilaso nº 10 su actividad, a finales de 1.940, se traslada a la calle de la Abada 2, en un edificio que va a ser derribado, y donde convive con su vecino coreógrafo Resti. En 1.942 se traslada a la calle Fernández de la Hoz, nº 58 su domicilio habitual y estudio, que años después amplia al nº 70 de la misma calle, y en los que continuará realizando su obra.
La imposibilidad de obtener plaza de profesor, le obliga a dedicarse a los más abundantes encargos de escultura religiosa, en la que destaca desde sus comienzos, en detrimento de la escultura profana. Es su faceta más conocida, pero no la única, al ser la más destacada por la prensa de la época. Su obra es muy variada y extensa, el dominio de todos los estilos le permitió mostrar sus obras a través de ellos, siendo uno de los que lograron alejarse del encasillamiento. En 1.982, se le han podido inventariar 41 bustos, 12 esculturas, 120 imágenes, 12 retablos, 14 pasos de Semana Santa, 136 dibujos, 20 grabados y 45 medallas. se localiza en buena parte del País y América.
En sus estudios y talleres, domina una extensa gama de oficios. No solo modelado, sabe trabajar la piedra, tallar madera, vaciar a molde perdido, por piezas, al apretón, a la cola, dorar al agua con pan de plata, o de oro fino o falso (con o sin estofados), al mixtión, policromar al óleo, temple o agua, dibujar, repujar, fundición, carpintería, algún oficio ocasional que necesitó, y sin olvidar sus experimentos con materiales.
Desde 1.943, que presenta su “Cristo de la Fe”, donde ya demuestra su gran técnica y confianza en su saber hacer; hasta 1960, con su Cristo de la Victoria de Serradilla; son muchas las obras religiosas realizadas que le dieron gran prestigio; tanto figuras, como altares, pasos y tronos.
No abandona la escultura profana. Desde su “Raquetista” 1942, hasta el “Monumento a la Constitución” de Talavera de la Reina, su obra es también extensa, esculpiendo bastantes bustos.
Realizó para la Fábrica Nacional de la Moneda, diversos trabajos de numismática, obteniendo diversas distinciones en exposiciones internacionales (1.951), en las que presentaba sus medallas la Fábrica Nacional.
Durante dos cursos (1.951-1.953) fue profesor de “modelado”, de Instituto de selección Escolar de Madrid; donde concibió su “Método de Modelado”.
En la Escuela de Artesanía de Madrid impartió un curso (1.954-1.955) de dorado.
En larga lucha con la Administración, tras la Orden de 24/11/1965, es nombrado profesor de dibujo, en 1966 del Instituto “Cervantes”, en 1970 del “Quevedo”, en 1975 del “Calderón de la Barca”, en 1978 del “Lope de Vega” todos de Madrid, en 1980 del “José de Churriguera” de Leganés, jubilándose en 1.982.
Los tiempos le obligaron a efectuar otras actividades, hasta ocupar plaza de profesor de dibujo. Realizó muebles algunos enviados a EE UU, unos de creación propia y otros de estilo, durante algunos años. Desde 1975, fue reduciendo la actividad de su taller, hasta quedar de nuevo solo.
Su vocación de artista, le llevó a efectuar diversas obras, sin reparar en la escasez, e incluso carencia, de fondos de algún cliente; por lo que con otros ingresos, y los del profesorado, logró “subvencionar” algún sacro encargo; quedando aún alguno sin terminar en Fernández de la Hoz 58.
Víctor González Gil, es un enamorado de todas las artes plásticas. Concursa y participa con la Asociación de Belenistas, enseña a sus alumnos su ejecución, a hacer máscaras para Carnavales, y cualquier tipo de manualidad. Es habitual verle tras una cámara de fotos, o de video, haciendo toda clase de composiciones fotográficas.
Sus inquietudes artísticas y literarias las continuó en la capital. Llegado a Madrid, acude a sus tertulias, entre otras al Café Pombo de Don Ramón Gómez de la Serna. Y es asiduo durante toda su vida a las del Café Gijón, aunque también acude y participa en otras tertulias literarias existentes en Madrid, pues siente gran interés por los movimientos y tendencias culturales. Su filosofía con la exposición en 1.950, de su manifiesto Vivencialista, sobre la diferencia entre la percepción y el razonamiento abstracto en la estética, son consecuencia y reflejo de esas inquietudes.
Víctor González Gil fallece el 12 de enero de 1.992, estaba el escultor manchego terminando la talla en madera de “El Señor de las Penas”, un Nazareno en postura de "Humillación" con la Cruz a cuestas, que le había encargado la "Penitencial Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Humillación de Nuestro Señor Jesús de las Penas" de Ciudad Real; y que le conocían por haber realizado en 1.940 para esa ciudad, la Virgen de la Pasión.
Aunque la mayor parte de su vida transcurre en Madrid, nunca se olvida de su pueblo, Talavera de la Reina. Quiso corresponder que ella le subvencionó, y en varias ocasiones entregó a la Ciudad parte de su obra. Siempre sintió grandes deseos de que obra suya quedara allí. Talavera le correspondió con una calle, tras las gestiones de sus paisanos Moisés de la Heras y Rosa Fernández.
Y
de nuevo Talavera de la Reina en 2006, decide hacer una exposición de la obra de Víctor González Gil, que están proyectando Pilar García, Rafael Flores, tertulianos con los que compartió muchas jornadas, con el erudito Antonio Bonet Salamanca, quienes estiman que la obra de Víctor no solo debe conocerse en su Talavera natal; sino que merece mostrarse por las ciudades de España.

FIN